El alma es un principio de vida espiritual, que piensa y siente, y cuyo gran potencial nos es aún lastimosamente desconocido y que, en el caso específico de los seres humano, está actuando desde un determinado cuerpo. Ella es quien da vida al perecedero cuerpo físico que simplemente es el vehículo para movernos en la densa dimensión de la materia, la cual continuamente está compenetrada y complementada, aunque de manera sutil e invisible, por la dimensión espiritual, que en realidad es el verdadero origen de todo lo visible a nuestros limitados ojos humanos.
El espíritu es el maestro, el alma es el discípulo y el cuerpo físico es el medio que ella tiene a su disposición para experimentar y aprender en la escuela “Tierra”. Estos tres elementos, son distintas partes, diferentes niveles de nuestro ser, y abarcan todo lo que somos, desde lo más denso hasta lo más sutil.
El propósito del alma es el de espiritualizarse, de aprender tras la experiencia terrena y de trasmutar y pulir su naturaleza bruta, llegando de esta manera a integrarse y fundirse con su espíritu, que es nuestro Ser Superior, aquella parte nuestra más sabia e intangible, que siempre sabe, ha sabido y sabrá todos los detalles que conciernen a su alma.
El espíritu es el maestro, el alma es el discípulo y el cuerpo físico es el medio que ella tiene a su disposición para experimentar y aprender en la escuela “Tierra”. Estos tres elementos, son distintas partes, diferentes niveles de nuestro ser, y abarcan todo lo que somos, desde lo más denso hasta lo más sutil.
El propósito del alma es el de espiritualizarse, de aprender tras la experiencia terrena y de trasmutar y pulir su naturaleza bruta, llegando de esta manera a integrarse y fundirse con su espíritu, que es nuestro Ser Superior, aquella parte nuestra más sabia e intangible, que siempre sabe, ha sabido y sabrá todos los detalles que conciernen a su alma.
El espíritu se comunica de manera sutil con su alma, para acompañarla y conducirla hacia el cumplimiento de su objetivo, que es el de volverse consciente y de desarrollar todos sus desconocidos potenciales, que la llevarán hacia la siguiente etapa de la infinita escalera cósmica, ofreciendo siempre oportunidades más conscientes para experimentar la unidad y la totalidad de la Vida.
El alma es la que viene reencarnando vida tras vida, experimentando, acumulando, sanando y creciendo. Todo lo que el alma logra y aprende en una encarnación se vuelve parte de ella. También son partes de ella todos los condicionamientos pasados que aún carga, resultantes de las experiencias traumáticas vividas a lo largo de su existencia, que empezaron antes de su nacimiento fisiológico y seguirán más allá de su muerte física. Además de estos condicionamientos también las deudas kármicas generadas por sus actos inconscientes y egoístas se vuelven partes de lo que ella es: vida en continua trasformación, una piedra bruta que necesita ser pulida. Las deudas pendientes deberán ser espiadas y neutralizadas para que el alma pueda seguir ascendiendo más y más en la escala de la evolución cósmica, en la cual, por gracia recibida, se encuentra.
Nunca es tarde para empezar a espiritualizarse, sin importar cuántos años de vida física nos queden, pues al alma aún le queda mucho por experimentar. Hay que ser bien conscientes de todos los aprendizajes obtenidos, así como de la sanación adquirida, y del karma expiado y neutralizado, pues éstos seguirán al alma en su continuo y largo camino. Esta conciencia favorecerá y facilitará la experiencia en las etapas en continua renovación que esperan a todas aquellas personas que se han atrevido a decidir ser creadoras conscientes de su vida en vez de pobres víctimas que sufren un mundo demasiado fuerte y hostil.
El alma tiene el poder para cambiar y desarrollar su estado de conciencia; su espíritu es el objetivo que tiene que integrar, lograr y alcanzar en su camino de espiritualización, con el fin último de fundirse con él, transmutando y refinando así definitivamente su estado vibratorio. El cuerpo físico es el medio para alcanzar durante la etapa humana tan noble, necesario y Divino propósito.
¿Y cómo se logra que el alma cambie su estado de conciencia y se funda con su espíritu?
Dedicando tiempo diariamente a aquellas prácticas que conducen a ello, que son el trabajo de introspección, de meditación, de sanación y desarrollo personal al que le invitamos con este método con Oráculo. Obviamente este no es el único método, a la vez que es cierto, indudable y verdadero que tan noble y alto propósito no se logra de la noche a la mañana. De todas formas, cualquier logro en este campo, nos acercará a ello, permitiéndonos vivir con mayor conciencia, paz y serenidad, mostrándonos también, desde el nuevo lugar donde nos encontramos gracias al trabajo hecho, el nuevo y oportuno horizonte. Jamás me cansaré de decir que todos deberíamos hacer esos pasos sucesivos, que no podíamos ver y conocer desde donde nos encontrábamos antes de hacer este importante y necesario trabajo personal e interior. Si ha llegado hasta aquí es por alguna razón y no por casualidad, pues no existe en este mundo tal cosa, aunque hayan muchos misterios detrás de estas sutiles e invisibles dinámicas. Confíe en que este es su siguiente paso, y que el sucesivo aparecerá cuando ya esté a su alcance, gracias a este puente importante en el cual está a punto de transitar. Así es como progresivamente su alma se irá espiritualizando e disfrutando más de la belleza de la vida.
¡Hay mucho más que saber y descubrir, y justamente a ello le estamos invitando con esta obra!
Con amor
Marco
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