La práctica de la meditación es fundamental en un camino espiritual.
Por medio de la meditación conectamos con la fuente de nuestra verdadera
naturaleza, nutriendo nuestro ser con la comida y energía apropiada. Además, la
meditación nos ayuda a calmar la mente y a volvernos conscientes del testigo
imparcial que somos, cambiando del sentido de individualidad del ego al del
eterno Ser. Gracias a la práctica de la meditación quemamos el condicionamiento
del pasado, obteniendo una curación importante que hará nuestro camino más
suave y nuestra carga más ligera.
Por medio de la meditación aprendemos a vivir en el precioso “aquí y
ahora”, donde pasado, presente y futuro se funden en el eterno presente, en el
cual tanto las semillas del apego como de las preocupaciones no pueden dar sus
amargos frutos. Estar en el presente nos permite entrar en contacto con el
Dharma de cada situación, que es la mejor y más adecuada acción a tomar,
actuando así correctamente, sin generar un inútil y contraproducente karma, del
que, antes o después, deberemos responder.
En el presente no hay sufrimiento, sino la dichosa felicidad del Ser.
Así que si somos estables y perseverantes en nuestra práctica, pronto seremos
capaces de mantener este estado a lo largo de todo el día, mientras enfrentamos
con mayor calma y sabiduría los desafiantes acontecimientos cotidianos. Con el
tiempo, la práctica de la meditación y del presente, nos llevará a salir fuera
del rayo de acción del karma, de manera que nuestros nuevos y sabios actos
desapegados del resultado no estarán más influenciados y teñidos por los
condicionamientos de un pasado que ya ha sido resuelto. De esta manera habremos
neutralizado los efectos del karma, que no conseguirán ni alcanzar ni
influenciar este estado de dicha interna, desde el cual, ahora, el alma actúa
conscientemente para crear la vida de sus sueños.
Cuando nos identificamos con el ego estamos sujetos a la ley de causa
y efecto, de la que la ley del karma es parte. Cuando estamos establecidos en
el Ser, nuestra verdadera naturaleza, el testigo silencioso e imparcial que
somos, estamos bendecidos por las leyes de la Sincronicidad, que es la puerta
que conecta diferentes dimensiones, facilitándonos el acceso al Dharma de cada
situación.
Este sabio cambio de identidad, del ego al Ser, de la causa y efecto a
la Sincronicidad y del karma al Dharma, se vuelve posible y alcanzable sólo por
medio de vivir de manera consciente y estable en el eterno ahora. En él,
estamos alineados con la sabiduría de nuestro Espíritu, nuestro Ser Superior o
el Yo, como se le llama en la tradición Hindú.
La Sincronicidad trasciende al karma,
el momento presente es la puerta
hacia la felicidad,
el Dharma es lo que tenemos que hacer para alcanzar nuestra
meta
y el karma es lo que tenemos que evitar acumular,
estableciéndonos siempre
más en la unidad del Ser
en lugar de en la dualidad y separación del travieso
ego,
con el que lastimosamente nos solemos identificar.
La ley del karma puede ser comparada a la fuerza de la gravedad, que
gobierna soberana en el mundo físico; similarmente la ley de la Sincronicidad
del mundo espiritual, puede ser considerada a día de hoy, la excepción que
confirma la regla.
El Presente conecta con la Sincronicidad;
la Sincronicidad
da acceso al Dharma,
que nos sugiere la acción correcta.
Gracias a ellos somos
capaces de actuar en la Tierra trascendiendo las leyes gobernantes del plano
inferior, que siguen siendo vinculantes para aquellos que viven en la ilusoria
dualidad, pero no para aquellos que están habitando ya en la coexistente
dimensión de unidad, la cual libera el alma de todo apego e ignorancia, que son
las verdaderas causas del sufrimiento.
Parece más difícil y
complicado de lo que en realidad es.
Todo está al alcance en esta vida.
¡¡¡¡Atrévete y la felicidad será el merecido premio,
que ha de ser encontrado
adentro y no afuera!!!!
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Muchas gracias
Con amor
Marco
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